Sobre la felicidad (auténtica, no hedónica).

Con el estreno de la precuela de “El señor de los anillos”, creo que vale la pena retomar esta historia para reflexionar sobre la felicidad.

La semana pasada, el Dr. Alan Wallace estuvo en Querétaro e impartió dos extraordinarias conferencias: “Orígenes y tratamientos de la depresión desde la perspectiva budista” y “Un modelo budista para la salud mental”.

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En la primera, Wallace nos explicó porque el budismo no considera a la depresión una enfermedad, sino una consecuencia de ciertos desequilibrios mentales provocados principalmente por el deseo (apego), la hostilidad (aversión) y la confusión (ignorancia). Cabe señalar que estos mismos factores, son los que provocan el sufrimiento en el ser humano y evidentemente no contribuyen a la salud mental.

“Todas las aflicciones mentales se caracterizan por su cualidad de perturbar el equilibrio de la mente, lo cual resulta en conductas dañinas, lo que produce a su vez sufrimiento para nosotros y los demás” Alan Wallace.

En la célebre obra de J.R.R. Tolkien hay artículo que genera toda clase de reacciones y que desde mi punto de vista, retrata la naturaleza humana; “un anillo para gobernarlos a todos” (“one ring to rule them all”). Así es, el pequeño aro dorado forjado en el Monte del Destino, hace ver el lado más altruista de las criaturas de Tierra Media pero también revela su lado más siniestro.

¿El hombre es bueno o malo por naturaleza?, es una pregunta que ha estado presente en toda la historia de la humanidad y sobre la cual no hay una respuesta absoluta; diferentes corrientes, disciplinas, autores y teorías se han contrapuesto al paso del tiempo sobre este milenario debate. Sin embargo, retomando una constante afirmación del Dalai Lama y más allá de si la esencia de nuestra especie es altruista o egoísta, algo en lo que sí coincidimos todos los seres humanos, es que queremos tener más felicidad y reducir el sufrimiento.

Qué, Cómo, Cuándo y Dónde buscamos esa felicidad, es donde ciertamente podemos diferenciar la bondad de la maldad. Regresando al “El Señor de los Anillos”, si un único artículo representa para nosotros el bienestar y la satisfacción, evidentemente estamos condenados a sufrir. En la novela de Tolkien varios personajes sufren porque quieren pero no tienen el anillo, cuando finalmente lo obtienen, son infelices por la ansiedad que genera el perderlo y entonces harán los que sea—literalmente—por conservarlo.

En su  ponencia, Alan Wallace catalogo a la felicidad proveniente de la fama, el poder o el dinero, como hedónica y contraproducente para la salud mental de cualquier individuo. Y es que ciertamente—como el anillo—estos “privilegios” son efímeros, impermanentes y temporales, por lo que el apego, la aversión y la confusión, serán una consecuencia natural por intentar extender la satisfacción que estos nos producen.

Finalmente y a manera de conclusión, tal parece que el camino a la felicidad auténtica se encuentra en practicar y desarrollar la bondad, la compasión, la empatía y la ecuanimidad. Sí, como esos personajes de Tierra Media que arriesgaron su propia vida por el bienestar común por muy complicado que luciera el panorama.

“Era como si el mismo acto de preocuparse por el bienestar de los demás hubiera aumentado su propio bienestar interno. Este descubrimiento parece corroborar científicamente la frecuente afirmación del Dalai Lama de que quien cultiva la compasión hacia todos los seres es el primero en beneficiarse de ella” Daniel Goleman.

Lo anterior aunado a otros elementos como el equilibrio conativo, cognitivo, emocional y el cultivo de la atención plena a través de la meditación, derivará   (con motivación, constancia y compromiso) en una buena salud mental.

“Mientras más pequeño se nuestro mundo, más grande será nuestro desequilibrio emocional” Alan Wallace.

José Manuel Guevara S.

Twitter: jmguevaras

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